3/11/10

La torre encantada



A finales del siglo XIX y fruto de la revolución industrial, nacía una colonia textil en un pequeño pueblo de Catalunya. Pere Monje, un ambicioso hombre de negocios e hijo de una acomodada familia burguesa, decidió construir un imperio textil sin precedentes.

En 1900, compró un valle cerca del río para poder aprovecharse de la energía hidráulica y allí, asentó las bases de lo que sería la colonia más poderosa en tierras catalanas.

La gente del pueblo bendecía la llegada del Sr. Pere. Éste había dado trabajo a más de 800 hombres de la zona y estaba sacando el pueblo de la miseria.

Como era muy típico en aquella época, las casas de los trabajadores se encontraban en el mismo recinto donde trabajaban. De esta manera, los empleados estaban siempre disponibles para cumplir con sus largas jornadas de trabajo.

Mientras el proletariado vivía en las fábricas, la codicia del Sr. Pere por tenerlo todo bajo control le llevaron a construir una vivienda sin igual; una casa grande con una torre aún mayor. Ésta, se alzaba imponente delante de la mirada de cualquier fisgón, mientras él, desconfiado y prepotente, vigilaba a los obreros desde lo más alto del pueblo.

Con el tiempo, su delirio de grandeza fue en aumento; hasta el punto de creer que sus asalariados querían robarle todo lo que tenía. Receloso, decidió ampliar sus jardines para que si alguien entrase, se perdiera antes de llegar a la casa. Compró los árboles más altos de la provincia, los arbustos más vigorosos del país y ordenó crear un exorbitante laberinto que impediría a todo osado acercarse a su morada.

Pasaron unos años y el Sr. Pere se casó con Antonia, hija de un hombre adinerado de la provincia del Bages.

En 1911, tuvieron a su primera y única hija, Bel.

Bel, que tenía que competir con la avaricia de su padre para que la hicieran caso, solía jugar sola durante horas en una de las habitaciones de la casa. Tenía totalmente prohibido salir al exterior sin la supervisión de su madre.

Un día, mientras el Sr. Pere observaba receloso a sus trabajadores desde su torre , Bel decidió romper la regla y salió a divertirse por los amazónicos jardines.

Al caer la noche, sus padres la llamaron para la cena. Sin embargo, Bel no contestaba.

_¡Bel! ¡Bel!

Pero el eco de sus voces era su única respuesta.

La buscaron por toda la casa pero no aparecía. Salieron desesperados al jardín con la esperanza de encontrarla, pero sólo se oía el llanto quebrado de la madre.

Pasaron las horas, la noche se hizo de día y el día de noche; pero Bel no aparecía…

La madre, rota por el desconsuelo, abandonó a su marido y volvió a Bages.

El Sr. Pere, atormentando por la culpa, dejó el destino de la fábrica en manos del azar mientras que su obsesión por encontrar a su hija, le llevo a la locura.

En 1921, cinco años después de la desaparición de su hija, el Sr. Pere abandonó el pueblo sin dejar rastro y nunca más se volvió a saber de él.

En 1953, unos padres jóvenes, que enamorados por la innegable belleza del lugar, decidieron comprar la casa. Estaban convencidos que ese entorno natural sería el mejor lugar para criar a su hija.

Sin embargo, su felicidad duró poco. La noche en que su hija cumplía 5 años, empezaron a oír el llanto de una niña. Alarmados, subieron a la habitación de la pequeña para ver qué sucedía, pero su hija estaba despierta y en silencio, asustada, mientras el lloro seguía retumbando en las paredes de la casa.

El fenómeno siguió durante meses hasta que un día, descubrieron la oscura verdad que ahí se escondía.

La pareja abandonó el lugar y al cabo de unos meses, entraron otros. Una familia que, al poco tiempo, también empezaron a oír el llanto de una niña pequeña, pero ellos no tenían hijos.

Desde entonces, cualquier familia que intenta hacer del sitio un hogar, es atormentado por el llanto de esa niña que, con tan solo cinco años, desapareció en medio de las malezas de su propia casa.


La Torre Encantada –que es como se la conoce ahora—ha sido objetivo de muchos curiosos.

En 2005, un sacerdote de la zona, fue incluso a bendecir la casa para poder liberar al espíritu perdido de Bel; pero los vecinos de la zona aseguran que algunas noches se sigue oyendo el sollozo de una niña.











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